
Avanzamos
lentamente, algunos coches nos demoran, otros, cuando advierten el pequeño
cortejo se hacen a un lado y avanzamos un poco a los saltos por el estado de
la calle, y otro poco zigzagueando para evitar los pozos. Me doy la vuelta para
ver el coche de mi familia pero no está, pienso que el semáforo anterior los
debe haber capturado. Pasan unos momentos y advierto al volver a mirar hacia
atrás con la esperanza de verlos que una fila de varios coches, seis o siete
está detrás de nosotros. Me alegro estúpidamente, pensando que la gente, los
conocidos de mamá, estaban afuera esperando que saliéramos para
acompañarnos. En algún momento cuando falta poco para llegar, suena el celular,
mi hija me pregunta donde estamos. Intento pero no logro hacerme entender, ella
no conoce la ciudad, y yo me he olvidado de los nombres de las calles. El
semáforo libera la larga fila de autos y subimos a un empedrado que nos llevará
directo al cementerio donde vamos a bajar el cajón, a dejar a mamá, a enterrar a mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario