ENTREVISTA a
Ariana HARWICZ
Por Daniel Fuster
LA DEBIL
MENTAL
Narrativa,
112 p.
Junio
2014, editorial Mardulce
Conocí
personalmente a Ariana Harwicz en un encuentro literario en Palermo en el
marco de los talleres de escritura de Laura Galarza. Ariana había venido a
Buenos Aires a presentar su última novela, “La débil mental” y dentro de lo
apretado de su agenda y la inmediatez de su regreso a París donde vive, tuve la posibilidad de escucharla. Una escritora de escritura verborrágica como
ella misma se define.
No recuerdo
exactamente en qué momento surgió la idea de la entrevista, pero sí que fue
leyendo alguna de las tantas reseñas que hicieron de su libro. Fue entonces que
le pregunté si era posible hacerle algunas preguntas
para que con sus respuestas y con una breve introducción de quién era ella y
del libro, me permitiera publicarla en un sitio web del cual le suministré la
información necesaria para que lo analizara. Al poco tiempo me llegó su
respuesta afirmativa.
Destaco esta frase que me envió cuando se disponía a contestarme:
“Escribo ahora a
partir de tus preguntas, lo único que se mueve en el paisaje son mis ojos y una
serpiente.”
La entrevista salió publicada en el blog de Casa de Letras:
http://www.casadeletras.com.ar/blog/ariana-harwicz-me-gusta-la-manera-obsesiva-de-vivir-a-la-que-te-empuja-la-escritura/
Por Daniel Fuster
Ariana Harwicz nació
en Buenos Aires en 1977. Estudió guión cinematográfico en el ENERC (Escuela
Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), dramaturgia en el
EAD (Escuela de Arte Dramático) y completó sus estudios con una licenciatura en
Artes del espectáculo en la Universidad Paris VIII y un máster en Literatura
comparada en La Sorbona. La débil mental es
su segunda novela. Actualmente vive en Francia.
Leer el último libro de Ariana Harwicz, que acaba
de salir por editorial Mardulce me produjo vértigo. En la novela que se
titula La débil mental y es el segundo libro de ficción
de esta autora radicada en Francia hace ya varios años, se cuenta una relación
entre madre e hija que llega a los límites de la naturaleza humana. Escrita en
un lenguaje por momentos poético, introduce al lector en una montaña rusa
de sensaciones que se van potenciando unas con otras:
“El
mundo es una luna cortada a latigazos negros, a flechazos y escopetazos. Cuánto
hay que cavar para dar con el desprecio, para hacer que mis días ardan.”
Al
dar vuelta cada página de esta nouvelle, la realidad humana toca la crueldad y
nos cuestiona: ¿somos así, somos esto? Ariana rompe cánones, aborda sin vueltas
aspectos de la miseria humana, pero es curiosa la lectura de su prosa. Su forma
de escribir nos lleva hasta el borde del acantilado que no deseamos mirar, pero
a la vez nos quedamos ahí, observando todo.
Hace años que vivís en Francia, sin
embargo el tono del libro y su lenguaje resultan muy naturales, muy de
Argentina si se quiere. ¿Cómo se vive esa extranjerización de lo cotidiano? ¿Cómo
creés que influye o afecta a tu escritura?
No
vivo afuera ni adentro de nada y mi contacto con el habla sigue fluyendo con la
misma intensidad. Una lengua es una corriente de pensamiento que no se detiene
nunca. Además del habla, el pensamiento y la escritura, están los sueños,
y la voz de ese Otro que escuchamos. Lo que ya se sabe del doble de uno mismo
apuntándonos, hostigándonos, en mi caso, además es verborrágica.
Se podría decir que no sos una
escritora que viene precisamente de la carrera de Letras. ¿Cómo ha sido tu
formación profesional y qué te ha llevado a la escritura?
Mi
formación académica empieza en una carrera de cine y otra de guión, luego
dramaturgia, Artes y Filosofía en Puán, Fotoperiodismo en Tea, Historia del
Arte y Letras combinadas en dos universidades de París. A la escritura me llevó
la intriga que me provocó siempre el acto de escribir. Eso de ver por ejemplo a
un tipo acostado en un sillón con las patas en el apoyabrazos y saber que puede
que esté escribiendo, en ese mismo instante, una frase brillante. Si escribís
no estás comiendo y nada más, no estás andando en bicicleta y nada más. Me
parece imposible. Nunca estás únicamente hablando. Me gusta la manera obsesiva
de vivir a la que te empuja la escritura.
¿Sos alguien que escribe con una rutina
y respeta un espacio y un tiempo para escribir?
¿Me
repite la pregunta? No rutina. Y sobre todo no espacio y no tiempo.
¡Sacrilegio! Cuando arranca, arrancó.
Al leer la novela uno va deduciendo que
el lugar donde se desarrolla la misma mucho tiene que ver con una casa, pero
dónde está esta casa. No hay negocios cerca, los vecinos no aparecen, el lugar
de trabajo de las protagonistas tampoco, ¿trabajan acaso?, etc. ¿Qué podrías
comentarnos en ese sentido y qué intentaste o imaginaste hacer al darnos esta
no-geografía donde los hechos ocurren?
Es
que no intenté ningún no-lugar. Pero la geografía donde fue escrita es cierto
que es una no- geografía en Argentina. Es interesante lo que pasó porque fue
escrita casi desde la mímesis, no en la manera de describirla, pero sí de
situarse en escenarios realistas: casa, bosque, pueblito, zona industrial,
rotondas con motoqueros, río con piedras, policías y enjambre de ramas. Todo
eso que da como ecuación final la apariencia de un lugar afantasmado,
poetizado, imposible, es en verdad, de lo más concreto.
Pienso que el título del libro es una
apuesta muy fuerte que hiciste, ¿Podrías contarnos cómo surge o si hubo la
posibilidad que fuera otro? Lo que el imaginario común entiende por débil
mental es muy distinto a las conclusiones que llega el lector al finalizar la
novela, aunque la debilidad de la protagonista es evidente.
No había otro título porque eso es lo que les pasa.
Son débiles mentales. La debilidad que le provocan los hombres las vuelve por
momentos, puro cuerpo. En La montaña mágica el
narrador dice que “la enfermedad vuelve al cuerpo, doblemente cuerpo”, acá ese
efecto destructor sucede con el deseo.
La novela aborda temas que pueden ser
considerados sórdidos, sin embargo tu lenguaje por momentos poético, y en otros
vertiginoso, hace que los mismos sean “curiosamente” disfrutados. ¿Qué
explicación le encontrás a esta sensación que produce tu escritura?
Intento que mi escritura esté todo el tiempo sumida
al efecto de una tormenta. Oscuridad, luz, oscuridad. La estructura, la
impresión visual de sorpresa y a la vez de temor que me genera una tormenta
eléctrica me parece digna de una clase de dramaturgia. Eso sí, tiene que haber
estallido. En La débil mental se va a lo
hondo de una infancia cruzada por el sexo. En ese cruce hay mucha oscuridad, lo
que podría volverla sórdida, lo que la salva es el deseo de vivir. La tentación
de mantenerse en vida.
¿Cómo y cuáles son tus lecturas
actuales? Y en relación con tus lecturas pasadas, ¿cuáles rescatás? Me refiero
a aquellos autores que han perdurado a tu alrededor y te resultan necesarios.
Contestar esto es imposible. Las obras de
arte quedan incrustadas, pero también de algún modo los libros buenos y
los mediocres. Y el fragmento de un poema del siglo VII. Y una exposición sobre
la vida de Cleopatra. Y un cuadro. Y el comentario del cuadro o del libro. Y la
nota al pie. Y una sonata. Y lo que pensaste al leer, lo que pensaron sobre un
libro. Y así.