sábado, 28 de julio de 2012

FRENO

El tren finalmente se detuvo, algo parecido al ruido de metal con metal me fue trayendo tu nostalgia. Me quedé esperando como un tonto, pensé que talvez subieras en ese andén. Un quejido de metales me iba ocurriendo y ocupando el cuerpo cuando el tren estaba por detenerse, casi un no, casi un preámbulo de éste que hoy nos pasa. El freno, frená con esto me dije. Y finalmente se detuvo. Por supuesto el que se quedó en su lugar era el tren porque yo me revolvía en el sitio. Las puertas parecieron desinflarse, algunos descendieron a la tarde de un sol mezquino y lejano que me puso en carne viva. Nada. Era tu andén, y la desolación a pueblo abandonado lo marcaba. Un perro vagabundo pasó como una exhalación a refugiarse de las ráfagas del hielo del momento. Nadie. El frío de la puerta pareció que por un momento se rompía y un contorno que quise fuera imperiosamente el tuyo se detuvo y dudó. ¿Entraste? El silbato del guarda se escuchó como si el próximo round tuviera que comenzar.