jueves, 5 de mayo de 2016

LAS COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO

                                                                                                               Mariana Enríquez

Acaba de aparecer el nuevo libro de cuentos de Mariana Enríquez, y quiénes la hemos ido leyendo a lo largo de su trayectoria literaria percibimos en la lectura de sus relatos algo que cuesta definir y que se parece bastante, a esos pensamientos que podemos tener de cuestionable moralidad, y que nos inquieta muchas veces compartir. El morbo en su justa medida.
No resulta sencillo escoger un cuento por sobre otro, decir que este me gustó más, o que aquel resultó un cuento soberbio, y ese otro es  apenas un relleno, sería injusto.
La mecánica de los cuentos de Mariana nos introduce con mucha (demasiada) naturalidad en los hechos cotidianos y las relaciones humanas. En ellas hay cierto agotamiento, cansancio, desidia y disconformidad, y entonces ocurre algo.
Puede ser que aparezca una persona con alguna particularidad en su andar o le falte una parte de su cuerpo, un animal que se comporta de manera extraña, una casa cerrada y tapiada o una ruta poco concurrida, también un objeto que no podemos dejar de observar.
A partir de este momento ese elemento, o persona, o animal, nos irá guiando por la historia a un desenlace que el lector advertirá, se produce primero en su mente, es decir antes que lea la última frase del cuento.

Y acá radica lo mejor de la escritura de Enríquez. Ella logra mantener “incómoda” nuestra lectura, las cosas que cuenta Mariana incomodan, y en esa incomodidad tomamos la decisión de concluir inconscientemente el relato, y nos equivocamos, porque cuando llegamos al final, aquellos pensamientos de cuestionable moralidad y cierto morbo, han ocurrido dentro nuestro, y los relatos concluyen con la misma naturalidad (demasiada) con la que habían iniciado.

Mariana Enríquez
Anagrama, 197 páginas
Cuentos