La barrera sesgada permite a los coches pasar. Al ruido de la chicharra que avisa el
inminente paso del tren, se suman los bocinazos acostumbrados. Un Renault 12 color gris está
detenido y a punto de cruzar. La mujer sentada al lado del conductor, parece decirle al marido
que ni se le ocurra pasar. Ricardo camina al lado de la fila de vehículos. El hombre ignora a la mujer, adelanta la cabeza, y
mira hacia ambos lados. A la derecha puede ver bastante bien, eso piensa Ricardo
que ha llegado al lado del coche e imita al conductor. Pero a la izquierda, la
vía hace una curva que se cierra bruscamente y la visión se interrumpe en las
casas construidas junto a los terrenos del ferrocarril. La mujer se enoja. Ricardo la ve gesticular cuando el tipo adelanta
otro poco el coche. Los bocinazos y la chicharra enloquecen, y hay
tanto ruido que, de alguna forma ya no importa.
Hay algo de incomprensible y
extraño en el Renault 12 avanzando y a punto de cruzar las vías, y los demás
coches acelerando los motores. Ricardo vuelve a mirar la larga fila de ruidos que late en el paso a nivel. Es
en ese momento que el tren pasa.