lunes, 6 de enero de 2014

CARTA A CORTAZAR

"Yo describo, y defino, y deseo esos ríos, ella los nada...
Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente,
por la Maga, que me juzga sin saberlo.
Ah, déjame entrar, déjame ver algún día como ven tus ojos."
RAYUELA, Julio Cortázar



Estimado Julio, no puedo dejar de contarte que a pesar de todas las macanas que me mandé sigo ahí, ella me quiere y no me ha echado de su vida, no obstante, igual sufro, y no sé si no lo hago más que antes. Que porqué te escribo, es que me parece natural hacerlo, pero voy a ser concreto así te doy algo más que esta latosa carta donde te hablo de mi amor por ella. Te escribo por tus cuentos, porque después de leerlos una y otra vez, no me cabe la menor duda que si alguien entiende de mujeres sos vos. Claro que hay que partir de la base que a las mujeres es posible entenderlas, aunque en este sentido soy bastante pesimista, es que ese halo de cierto misterio que despliegan con sus medias sonrisas y sus gestos, y también con sus silencios, o esa forma que tienen de vestirse y de mirar las cosas, y que son parte de su atractivo, es decir, la encantadora seducción de la mujer, nos confunden.

Miramos algunas fotos, charlamos. Que bien me sentí mientras lo hacíamos, y cuando la escuchaba tuve una sensación nueva que no había experimentado con ella a pesar de que hace tiempo que nos conocemos, escucharla hablar de cualquier cosa, con tiempo, sin nadie alrededor, luego de habernos amado, fué diferente, le dije: “Contame algo nuevo”, y así lo hizo, algo que a ella le viene de muy adentro y que hace con sumo placer y se le llena la boca de agua cuando lo cuenta, y te decía Julio que cuando nos miramos en ese espejo uno al lado del otro, yo algo detrás de ella, y mi mano sin prisa y sin excusas le recorrió la espalda y se acercó a la parte inferior del vestido y subió por su muslo, quise quedarme, pero ya no había tiempo, pasaban a buscarla  y me tuve que ir.

Algunas personas me dicen que algo de vos tengo. Me gusta eso, me hace sentir más alto y cuando camino por la calle sonrío. Mis lentes de carey están sobre el escritorio y veo que son parecidos a los que llevabas puestos en esa foto que te sacaron cuando volvió la democracia a la Argentina en el 83 y te encontraron caminando la ciudad, reconociéndola, dicen que andabas por la zona de la Avda. de Mayo y la peatonal Florida como un turista, ¿Te acordás?

Luego hubo que pasar la noche sabiéndola bailar y sonreír con otro. Pero amaneció un día hermoso, y hoy es sábado, y escribirte Julio me ha hecho mucho bien, y mientras ella duerme en su cama, voy a pensar que está sola con mi recuerdo, porque necesito sentir que aunque no la vea por un tiempo, aunque no me escriba, aunque no me hable, porque ella dice necesitar irse de esa forma, separarse de mis besos para recibir otros besos, quiero creer que seguirá siendo mía como ayer cuando yo la tenía rodeada con mis brazos, mientras ella me tenía rodeado por sus piernas. Creo que en esta vida casi todo tiene solución. Nosotros no. Nuestros presentes y nuestros pasados colisionan permanentemente a pesar del amor, y me pregunto si tendremos futuro.

Te mando un abrazo y espero que tus cosas anden bien, y que me cuentes que estás escribiendo en estos días, o me escribas de lo que se te ocurra, tus cartas siempre se disfrutan como si uno estuviera leyendo un cuento, aunque me corrijo, vos en realidad escribís las cartas como sos, como sentís la vida, y como la vivís, porque lo que ocurre en realidad es que tu vida se parece mucho a lo que nosotros, aquí, donde amo, vivo, leo y escribo, manteniendo siempre ese estricto orden... te decía que tu vida, se parece mucho a lo que nosotros aquí, llamamos "un cuento". El riesgo está en vivir así. Pero es tan lindo que así fuera, que yo viviría ese riesgo. Pero solo, lo que se dice solo, no se puede.