Maylis
de Kerangal
Novela,
Anagrama
En el comienzo de la novela de Maylis de Kerangal, Simon Limbres
regresa con sus amigos de practicar surf, la pasión que siente por este deporte
lo ha llevado a convertirse en un buscador, es un “cazador” de olas que aguarda
el momento en el que las condiciones meteorológicas hagan surgir a la presa de
las entrañas del océano. Puede ser en Australia, en Nueva Zelanda, o en cualquier
otra costa, puede ser incluso cuando duerme, Simon está siempre al acecho.
El vehículo en
el que viaja con sus amigos sufre un accidente, y entonces, muere el cerebro de
Simon, pero su corazón sigue latiendo. Tiene
19 años.
A Thomas Rémige le
gusta cantar y siente debilidad por el canto de los jilgueros. Cuando recibe la
llamada, lo que escucha del director del hospital al otro lado de la línea,
hace que su reloj interno comience a funcionar. Instantes después, con casco, botas
y la cazadora cerrada, Thomas sube a la moto y arranca en dirección al
hospital. Sabe que cada minuto cuenta, que a partir de esa llamada que acaba de
recibir puede ser posible REPARAR A LOS VIVOS, de él depende.
La novela cuenta la historia del accidente de Simon volviendo de surfear, es también el
dolor de sus padres por la muerte del hijo y sus dudas por la donación de los
órganos, y es también otras muchas historias. Thomas sabe que para REPARAR A LOS VIVOS hace falta con qué. El tiempo
apremia, busca con preguntas hacer reflexionar a los padres del chico
inmersos en el dolor, necesita convencerlos, proyecta los silencios cuando son
necesarios, y espera. Thomas, de alguna manera acecha la respuesta que permita
obtener el consentimiento para que el corazón de Simon pueda seguir viviendo en
otra persona. Y aunque suene duro, Thomas también a su manera es un buscador, Thomas
se convierte a partir de aquella llamada telefónica en un “cazador” de órganos
para REPARAR A LOS VIVOS.
Redactada con un
ritmo muy particular que va in crescendo, la novela no se detiene, no puede
detenerse, y no hay tiempo para ello. En las veinticuatro horas en las que
transcurren los hechos, la intensidad de las situaciones que se narran, los diálogos
y los silencios, laten, y seguirán latiendo aún después de la última página.