Cuando me nació ENE, era noche, rojita apareció, cansada, mojada, más precisamente anoche. Indefensa. Agotada. Asi me fui a la cama sin poder quitarme a ENE del pensamiento. Chiquita me nació ENE, apenas un coscorrón en la cabeza, o una cosquilla en la espalda. Yo iba y venía por el pasillo y por la escalera, de sala en sala y de luz en luz, que otra cosa podía yo hacer.
Unos me decían que estaba bien, que venía emocionada y que parecía que me iba a dormir sobre los tacos que me había puesto, me quise lavar la cara y ENE estaba ahí, entre ceja y ceja tranquila, esperando, esperándome como una cascarita que picaba. Me nació ENE y cómo picaba. Se me corría el rimmel, me sudaban las manos. Picando y picando. Cuando me nació ENE no supe si sonreír o si sonllorar, o son uno o son el otro, musical vino ENE a raíz de la picazón y todos andaban como locos por los pasillos buscando qué hacer o qué decir.
De aburridos nomás mirábamos las baldosas de los pasillos y encontrábamos los restos de otros que se habían picado, ¿cuándo?, lo que dura el alta, dos o tres o talvez cuatro, eso. Vimos un montón de caras nuevas y de pensamientos viejos y el alboroto llamó la atención y después de un rato no sabíamos si a todos nos había nacido ENE, o solo a algunos, o capaz que eran simuladores y oportunistas que siempre los hay y están aguardando algún nacimiento ajeno para aprovecharlo y robarle cosquillas, al menos unas pocas, como limosna de lunes.
Ni la cama me hago desde que me nació, ¿qué puedo decirles?, sonrío, eso hago porque me nació ENE y entro tratando de no hacerme notar, espío, veo la sabanita que apenas sube y que apenas baja, que no me echen, no hago nada de ruido me hago mueble, espiando, escuchando, esperando, no emito sonidos, sonriendo, yendo y viniendo por ese pasillo donde me nació ENE, esperando, manita, plumita renga sin vuelo, posando, ojito inquieto, peladita, me nació, y estoy intentando lavarme la cara pero el rimmel sigue corrido, el agua ya no es porque ENE cambió las leyes de lo habitual, y acá estoy, estamos, cascarita que pica y pica.
1 comentario:
Lo releí en mi casa. No me interesó hallar el enigma que el escritor me provoca sino apreciar el tono tierno y poético del texto.ALBERTO
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