El presente relato debe ser leído como una continuidad de los cuentos CRUELES I y II publicados con anterioridad en este mismo Blog, no obstante como en los casos anteriores los relatos tienen cierta independencia y pueden leerse en forma individual.
CUENTO CRUEL I - La muerte.
http://deloscuentosylaspoesias.blogspot.com.ar/2014/05/cuento-cruel-i.html
CUENTO CRUEL II - La cena.
http://deloscuentosylaspoesias.blogspot.com.ar/2014/05/cuento-cruel-ii-la-cena.html
CUENTO CRUEL III - El perro duerme
óleo sobre lienzo (66x80cm) 1965 - Grandío Tino (1926 - 1977)
En el sueño, el
perro duerme.
En
ese sueño siempre es de noche o al menos está oscuro.
En
el sueño él está sentado a la mesa y el perro está echado a su lado.
En
el sueño no puede pero quiere matar al perro.
Poder
y querer son dos verbos. Qué definen. Cuántas veces pudo y no quiso, cuántas
quiso y no pudo. En el sueño mira al perro y piensa en matarlo, quiere matarlo.
Recuerda que de chico quería tener un perro, no recuerda que tipo de perro,
pero sí que quería uno.
Se
ve de pie en la vidriera de la veterinaria que está frente a la plaza del
barrio donde vive, donde ha crecido. Es domingo y han salido a pasear con su
padre. Él esta ahí, mirando las jaulas expuestas con los perros mientras su
papá conversa con otro hombre. Se ve entrar a la veterinaria, se ve trasponer
la puerta vidriada y dirigirse hacia donde se encuentran las jaulas, pero ya en
el lugar busca y no encuentra lo que busca. Busca un perro o busca que su padre
que aún sigue conversando en la vereda entre y lo ayude a elegir un perro.
Hay
olor. Dentro de la veterinaria huele, dentro del lugar también hay jaulas con
pájaros, peceras con peces de llamativos colores, por unos momentos los cardúmenes
de pequeños pececitos luminiscentes lo distraen y se ve sonreír extasiado por
el navegar de esos peces. Algunas lauchas blancas dormitan entre el aserrín y
parecen esconderse debajo unas de otras, los cobayos hacen andar las rueditas
frenéticamente. Se pregunta de donde procede ese olor que lo ha perseguido
apenas traspuso la puerta, aunque en realidad él -un chico- que está siendo
soñado por él –un adulto- no es quién se lo pregunta.
En
el sueño quiere salir pero elige el pasillo equivocado y en lugar de dirigirse
hacia la salida no sabe que se está adentrando en la veterinaria. El lugar es inmenso,
el negocio le hace acordar a un enorme supermercado donde la madre lo lleva
cuando va a hacer las compras para la casa. En el lugar los pasillos están divididos
por jaulas y por peceras. En el súper en lugar de animales hay comida. Camina
entre jaulas, gran cantidad de jaulas con lauchas y cobayos de un lado y,
jaulas con pájaros y cotorras del otro. Algunas jaulas tienen animales, y otras
solo tienen el olor de los animales que estuvieron en ellas, es, un intenso
olor del vacío que ha dejado el animal que alguien ha comprado, como ese
espacio que dejan los productos o paquetes en las góndolas del súper cuando se
acaban.
Se
siente incómodo y molesto. Un leve aleteo que supone proviene de alguna jaula
cercana donde hay pájaros lo sobresalta. En ese momento, o apenas unos
instantes después al aleteo ve la silueta al final del pasillo por el que
va caminando y la luz se apaga.
En
el sueño siente miedo.
En
la cama mientras está soñando ha comenzado a transpirar profusamente.
En
la veterinaria luego de ver la silueta que no alcanza a
saber de quién es, la luz se apaga.
Todas
y cada una de las luces que iluminaban los pasillos han ido apagándose una
detrás de la otra. Sus sentidos están alterados, el olor de los animales que
están o que han estado, la visión que todavía guarda su pensamiento de las
jaulas, el sonido de los aleteos que no ha llegado a identificar, aquella
silueta oscura desapareciendo en una oscuridad mayor, en una oscuridad más
global, todo modifica su percepción de las cosas. En el sueño que está viendo y
que acaso está soñando, es decir, mientras suda en la cama y se ve sudar y
transpirar y a su vez emitir algunos gemidos, o quizás sean llantos que está
intentando ahogar, en el sueño los sentidos están modificados, rotos, eso es,
sus sentidos habituales se han quebrado en el momento en el que confluyeron la
oscuridad con los olores y aquel aleteo.
Ahora
llora.
En
el sueño llora en la oscuridad de la veterinaria pero también está llorando
entre las almohadas sudadas de su cama. Ve ambas situaciones en una y otra edad
y no se logra explicar como puede estar viendo y sintiendo lo que siente.
En
el sueño no puede ver el piso pero si puede sentir el movimiento de algo que
anda por el piso.
En
el sueño mira hacia el fondo como si pudiera ver, sabiendo que está oscuro, e
imagina que aquella silueta que vislumbró cuando la luz se apagó avanza hacia
él. Algo, quizás sea el aire que, como una leve brisa le mueve el pelo, le dice
que la silueta o lo que fuera que haya visto está a su lado. Despierta.
Cuando
despierta está a la misma mesa del sueño, de la primer parte del sueño, y el
perro aún duerme echado a su lado. Cuando despierta ya es de día. Tarda en
comprender que se ha dormido.
Ahora
despierto y viendo al perro ahí, comienza a recordar lo que ha soñado. No todo,
uno nunca logra recordar los sueños tal como los ha soñado pero si recuerda a
su padre en la vereda. El supermercado y las compras con su madre. Ahora
piensa porqué odia o porqué quiere o cree querer matar a ese perro que está
echado a su lado. No es fácil para él ser honesto con la respuesta, nadie es
totalmente honesto ni siquiera en soledad con determinadas respuestas. Tampoco en
los sueños. Piensa que acaso soñar, es también matar un poco.
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