sábado, 25 de agosto de 2012

BORGES, primero un LECTOR

Él se jactaba de ello.

El 24 de Agosto se conmemora el día del Lector, fecha que recuerda el nacimiento de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges. Y me parece muy oportuno transcribir una anécdota de la primera biografía que leí de él hace casi treinta años, "BORGES, sus días y su tiempo".
Siempre su palabra cuestionando, alertando, alumbrando, esa ironía con un toque de humor haciéndonos reflexionar.

"Un mediodía de principios de octubre de 1964 llegamos al castillo de Elsinor en Dinamarca, donde Hamlet consumó su tragedia. Él ya no veía pero reconocía las luces, las sombras, la amplitud de los espacios. Hacía frío, lloviznaba. El viaje había sido largo y estábamos ateridos, cansados y hambrientos. Éramos los únicos visitantes del día y el guardián deseaba que entráramos y recorriéramos rápidamente el recinto para cerrar e irse. Sin embargo, Borges se detuvo frente a las puertas y alzando la cabeza, recitó con voz alta, tan alta que el eco devolvía y traía restallantes las palabras, aquella frase dicha por Hamlet en el mismo lugar, antes de enfrentar al fantasma que aterrorizaba a sus amigos: “¿Qué habré de temer? No le doy a mi vida más valor que el de un alfiler. En cuanto a mi alma, ¿qué podrá hacerle? si es inmortal…"


María Esther Vázquez
15 de Junio de 1986



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy cierto, escribía increíblemente pero se enorgullecía de lo que había leído. Linda anécdota. Carlos

Anónimo dijo...

Qué recuerdo interesante, a una le parece estar viéndolo. Cecilia