Finalmente el travesaño de las hamacas que tanto tiempo resistió a los pequeños, se quebró en la última tormenta, como si hubiese esperado todo lo que pudo, que la casa siguiera trayendo criaturas al mundo, que los padres los fueran introduciendo en ese ámbito del movimiento, en ese balanceo suave al principio y más audaz luego, a medida que los chicos crecían y las conversaciones y los cuentos se nos iban escurriendo de la hora previa a irse a dormir.
He tomado conciencia de que el viento es del sur y arrecia, que las copas de los árboles se balancean, que los pájaros han dejado de trinar y que la noche ha llegado. No obstante yo sigo aquí, sin cielo por ver, sin pájaros por oír, y sin ventanas por cerrar.
En suma, aquí estoy esperando este treinta de diciembre.
Otro año.
Otro.
Un año nuevo.
En suma, aquí estoy esperando este treinta de diciembre.
Otro año.
Otro.
Un año nuevo.
7 comentarios:
muy bello, también muy triste
Susana
QUE DELICADEZA PARA DESCRIBIR LA MELANCOLIA, HERMOSO
MABEL
nostalgia, cuánta nostalgia
besitos
Luisa
que final interesante Daniel, el aquí estoy tiene esperanza, pero talvez sea solo una ilusión, el relato tiene mucho mucho andar por el pensamiento, me gustó a pesar de la melancolía que transmite
Carla
otro año. otro. uno nuevo, renovado, con ilusiones, con esperanza, veo la melancolía pero también el deseo de alejarse de ella, beso Débora
Que sea un buen año para ti, con todos los ingredientes que hacen la vida más hermosa... Me encantó tu narrativa, logras transportarme al momento y lugar.
Te sigo, un abrazo para ti.
Hermoso trajinar de pensamientos en nostalgia y soledad. Alberto
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