domingo, 15 de mayo de 2011

VIAJANDO EN DIRECCION AL ESTE

Ya es domingo, pero no lo es. Nada es igual en este pasaje por encima del Atlántico. Cada tanto las vibraciones del fuselaje me despiertan, y descubro que las inermes e iluminadas pantallas de los monitores me dicen que la película ha finalizado. El avión se empecina en quitarme la duermevuela a sacudones, espasmos de otra forma de viajar. He extraviado el tiempo que llevo de travesía y me recorre la necesidad de escapar. Necesito ponerme de pie y salir. Pero adónde. Los respaldos de los asientos me cercan. Leo y bebo café para disimular. El cansancio me llega a través de las piernas inmóviles, y en la desazón de no ver a nadie en los pasillos. Todos duermen mientras flotamos en esta bruma bajo cero sin vestigios de vida, y cómo puede la sangre circular por las venas. Comprendo aterrado, que soy latiendo en un momento y en un medio que no es hoy, ni ayer, ni tampoco posible. Pero soy. Me espanta la oscuridad en la que se hunde la ventanilla. Necesito que amanezca. Pero el viaje sigue con su empecinamiento, y no deja de ir en dirección al este.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que linda poesía Daniel, besos
Mirta

Besame otra vez, Ingrid dijo...

"He extraviado el tiempo" me gustò la metàfora. Alberto